Eros Una Vez Maria (2007)

Eros Una Vez Maria
De: Jesus Magana
México, 2007
Festival de Guadalajara '07
65/100

La película más provocadora a estrenarse este año. Provocadora por ser toda una rareza, por su sensualidad, por los cuerpos destapados, por la perfecta preciosura de Ana Serradilla, por la voz seductora casi intimidante de Julio Bracho, pero también provocadora de fugas en las salas. Eros, el dios del amor, en plena dificultad amorosa. En su segundo largometraje, Jesús Magaña nos presenta el cuento a la búsqueda del verdadero amor. Y lo hace de una forma muy fresca, en las palabras de Alfonso Cuarón, “una película que no pide permiso.”

La historia presenta el cuento de Tonatiuh, director ‘promesa’ que pierde trágicamente el amor de su vida, María. El cuento además de parecer un documento de autoayuda para el personaje principal, es más bien un psicoanálisis freudiano muy difícil de digerir. Magaña, en su experimental y sobresaliente opera prima Sobreviviente (2003) ya nos presentaba un cine recurrente a la improvisación, y aunque su segunda obra no es tan efectiva, es la primer película mexicana en los últimos años que realmente enchila. Pues aunque durante 90 minutos Eros calienta, produce sudor y seduce, al final necesitamos agua, algo fresco para suavizar el sabor ardoroso. Y la película no nos regala la ternura necesaria para poder asimilar el inconciente colectivo de Tonatiuh, la recurrente María, y las nuevas fantasías con mujeres que insólitamente llevan el mismo nombre que tiene al corazón de Tonatiuh en pedazos.

La película podría calificarse como una comedia trágica, o al menos recurre a la comedia para no fabricar una obra demasiado acida. Las actuaciones son muy rescatables, si bien Julio Bracho lidera la pantalla, el universo femenino que lo rodea termina por consumirlo. Y en especial Ana Serradilla, en su mejor actuación, tal vez la mejor actuación femenina en este año después de la valiente Xochiquetzal Rodríguez en Erendirá Ikikunari (Mora Catlett, 2006). Eros requiere segundas visitas, pero la actuación de Serradilla debería ser razón suficiente para tomar este paseo fílmico tan extraño, irregular, pero más que interesante.

La fotografía llega a incomodar, pero ver a Tonatiuh filmando a su amada con su cámara, captando cada movimiento, presumiendo a su diosa son momentos entrañables en la cinta. Una narrativa no linear, que nunca logra conectarse a si misma, y es difícil solidar afecto a el personaje de Tonatiuh, en especial porque nunca logramos diferenciar la realidad con la alucinación erótica.

La edición de Edna Herrera y la música de Giovanni Escalera son por mucho lo más completo en lo técnico. Herrera es toda una promesa en un campo dominado por mujeres en el esquema mundial, pero poco representativo en el cine mexicano. Una edición vanguardista, pero que al igual que Valentina Leduc procesa el filme con singular ternura que se ve proyectada en la pantalla. Mientras la música de Escalera es refrescante, un jazz seductivo y divertido que captura las aventuras del Don Juan con las nuevas Marías. Y si bien estos dos creativos sostienen la improvisación, la cinta no logra moldarse en una estética propia.

Eros Una Vez María no es una película fácil, en especial para los amantes del ‘cine de arte’ y el erotismo desconectado. Por primera vez en este año, una película de autor es más accesible para un público con hambre de un equilibrado cuento lleno de erotismo con salpicones de comedia que con los criticos, y las 80 copias reflejan la confianza hacia el proyecto. En lo personal, se me dificulto analizar la cinta, es ambiciosa pero siempre ingeniosa. Recomiendo verla, probar y juzguen si realmente enchila o no, digo, no todos procesamos esa sensación de la misma forma.